Blogue de Gracia e de Anxo, blogue de pingas e de icebergs, do que nos preocupa ou nos chama a atención, de biblioteca e de aula.

31/01/09

Nin moi pequenas nin moi grandes

Lapidación. Si. Existe. O xeito máis atroz de pena de morte practícase. En pleno século XXI. Así de terrible. Así de significativo.
En Irán, despois de ter anunciado a fin desta práctica, morreron dúas persoas lapidadas, e outras dez poden correr a mesma sorte.
Sabiades que as pedras utilizadas nas lapidacións non poden ser nin moi pequenas (para que causen dor) nin moi grandes (para non matar deseguida)? Sabiades que é unha pena especificamente imposta en casos de adulteriro, acto que non é delicto (o que faltaba por oír!) na maior parte dos países do mundo?
Desde Amnistía Internacional unha nova campaña de recollida de sinaturas para pór fin a esta práctica totalmente inhumana. Se algo nos queda de humanos aos humanos. Axudade a conseguilo, por favor. É o poder da sinatura. O poder da palabra. O poder da voz. Un simple xesto pode axudar a que o mundo sexa máis habitable.




Todo estaba preparado para lapidar a Fariba. Habían cavado un hoyo lo suficientemente hondo para que la joven iraní de 35 años quedara enterrada hasta las axilas tal y como manda la Sharia, la normativa islámica. Una camioneta había transportado las piedras adecuadas (ni muy pequeñas ni muy grandes, dice la ley) hasta la prisión de Evin, en las altas montañas del norte de Teherán.La sacaron de la celda y la arrastraron hasta el patio carcelario. Entre lamentos, Fariba imploraba, juraba y perjuraba a sus guardianes: «Soy inocente».

Nadie escuchó sus ruegos ni su última voluntad: pedía despedirse de su marido y de su pequeña de 10 años. Le pusieron un saco en la cabeza, la metieron en el hoyo y, para inmovilizarla, lo rellenaron de tierra. Policías iraníes, armados con piedras, hicieron el resto.

La ejecución de Fariba tuvo lugar el pasado 22 mayo. Una semana después, su historia apenas merecía unas líneas en Entekhab, el periódico oficial de Irán: «Una mujer ha sido condenada a muerte por lapidación por su participación en películas porno», decía el titular.

Fariba conocía los escabrosos detalles de una lapidación por las historias de mujeres que habían sufrido la misma muerte. En muchos casos lo más doloroso no son los golpes de las piedras. El 10 de agosto de 1994, en la ciudad de Arak un juez religioso obligó al marido y a los dos hijos de una condenada a lapidación a que asistieran a la ejecución. Las criaturas tuvieron que presenciar cómo el camión lleno de rocas aparcaba en el lugar, cómo su madre imploraba que libraran a sus hijos del sufrimiento de verla morir, y cómo, en medio de la lapidación, su progenitora lograba esquivar la lluvia de guijarros y escapar durante unos minutos. Hasta que los guardias del régimen la alcanzaron y le dispararon a bocajarro"

Le o artigo completo: "Fariba, otra mujer lapidada".

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