Blogue de Gracia e de Anxo, blogue de pingas e de icebergs, do que nos preocupa ou nos chama a atención, de biblioteca e de aula.

22/02/10

Botchan

Natsume Soseki escribiu Botchan en 1906 pero segue a ser unha gran obra que non perdeu un ápice de humor nin sarcasmo, un libro recomendable para calquera lector, pero máis se este se adica ao ensino. Un libro cun século de vida imperecedeiro, posto que algunhas das situacións ás que se ten que enfrontar o protagonista lembrarannos a moitas de hoxe en día: o rexeitamento, a burla, o mal compañeirismo... son o quefacer cotián deste profesor inmaduro que se converte nun personaxe entrañable desde o principio da lectura. De fondo, unha crítica ao sistema educativo que segue a ser actual.
Os risos tédelos asegurados, os bos momentos lectores tamén. E mirade que sempre falo de libros tristes! Por fin, un bo libro, divertido, ameno, ben escrito, que vos gustará seguro.
Grazas, querida Luz, polo préstamo e recomendación.

“Desde niño, he tenido una impulsividad innata que me viene de familia y que no ha hecho más que crearme problemas. Una vez, en la escuela primaria, salté desde la ventana de un primer piso y no pude andar durante una semana. Alguien se preguntará por qué hice semejante tontería. Pero la verdad es que no hubo ninguna razón especial. Simplemente estaba un día asomado a una de las ventanas del nuevo edificio de la escuela, cuando uno de mis compañeros de clase comenzó a meterse conmigo diciéndome que, por mucho que me hiciera el gallito, en realidad no era más que un cobarde y que no sería capaz de saltar. El bedel tuvo que llevarme esa misma noche a cuestas a mi casa. Cuando mi padre me vio, se enfadó muchísimo y me dijo que no podía comprender cómo alguien se podía quedar sin caminar simplemente por haber saltado desde la ventana de un primer piso. Le respondí que la siguiente vez que saltara no me volvería a ocurrir.

Otro día estaba yo jugando con el reflejo que el sol producía en la hoja de una bonita navaja importada que uno de mis parientes me había regalado, cuando uno de mis amigos exclamó:

- Brillar, brillará mucho. Pero seguro que no corta nada.

- ¿Que no? -le respondí yo-. Mi navaja puede cortar cualquier cosa.

- ¿A que no puede cortar uno de tus dedos? – me desafió.

- ¿Que no? -le repetí yo-. Mira. -Y entonces empujé la hoja en diagonal sobre mi pulgar derecho. Afortunadamente, la navaja era pequeña y mi hueso estaba sano y fuerte, por lo que todavía conservo el pulgar, aunque tendré una cicatriz mientras viva.”


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